pibroch
Capturado Habitual
- Motor I
- dCi 90 S&S eco2
- Versión I
- Zen
- Color I
- Beige + Techo negro
Muchos compañeros se quejan de que las cifras de consumo oficiales no se corresponden con los consumos reales de los coches.
La semana pasada venía un artículo muy interesante a este respecto en la revista Autobild, en el que se hace eco del "Mind the Gap report", un estudio sobre este tema. Renault es una de las marcas que menos engañan en cuanto a consumos, ya que el consumo real con respecto al oficial sólo es superior en ¡un 25%!. Daimler está por el 40%, y BMW por el treinta y pico.
En cuanto a cilindradas, el mayor engaño está en los motores de menos de un litro, con una media de consumo oficial de poco más de 4 l, mientras que la media real se va a más de 7. En estos momentos se están vendiendo coches tricilíndricos, o incluso bicilíndricos de gasolina que prometen una gasto en torno a los 4 l, y luego no hay forma de bajar de 7,5.
Para realizar las pruebas de consumo en banco, se desconecta el alternador, se modifica el mapa de alimentación del motor y se ponen superlubricantes para disminuir la fricción mecánica. En las pruebas en carretera se encintan las carrocerías para tapar los huecos y mejorar la aerodinámica, se altera la alineación de las ruedas y el inflado, usando neumáticos de ultrabaja resistencia, y un largo etcétera de subterfugios para conseguir unos consumos engañosamente bajos. Encima, los valores oficiales son los "mejores" obtenidos en las pruebas, no los valores medios.
En los últimos tiempos la cifra del consumo oficial se ha convertido en un monumental engaño, sobre el que descansa todo un sistema de falsedades en cuanto a emisiones y costes. Una gran entelequia que le supone como media a cada conductor un coste anual de unos 500 €.
Y la cosa no pinta nada bien, ya que el nuevo sistema europeo de evaluación de consumos previsto para 2017, parece que se va a retrasar a 2022 por las presiones de los fabricantes. Eso sí, los americanos disponen de un sistema mucho más realista en el que las cifras oficiales y reales apenas difieren.
La semana pasada venía un artículo muy interesante a este respecto en la revista Autobild, en el que se hace eco del "Mind the Gap report", un estudio sobre este tema. Renault es una de las marcas que menos engañan en cuanto a consumos, ya que el consumo real con respecto al oficial sólo es superior en ¡un 25%!. Daimler está por el 40%, y BMW por el treinta y pico.
En cuanto a cilindradas, el mayor engaño está en los motores de menos de un litro, con una media de consumo oficial de poco más de 4 l, mientras que la media real se va a más de 7. En estos momentos se están vendiendo coches tricilíndricos, o incluso bicilíndricos de gasolina que prometen una gasto en torno a los 4 l, y luego no hay forma de bajar de 7,5.
Para realizar las pruebas de consumo en banco, se desconecta el alternador, se modifica el mapa de alimentación del motor y se ponen superlubricantes para disminuir la fricción mecánica. En las pruebas en carretera se encintan las carrocerías para tapar los huecos y mejorar la aerodinámica, se altera la alineación de las ruedas y el inflado, usando neumáticos de ultrabaja resistencia, y un largo etcétera de subterfugios para conseguir unos consumos engañosamente bajos. Encima, los valores oficiales son los "mejores" obtenidos en las pruebas, no los valores medios.
En los últimos tiempos la cifra del consumo oficial se ha convertido en un monumental engaño, sobre el que descansa todo un sistema de falsedades en cuanto a emisiones y costes. Una gran entelequia que le supone como media a cada conductor un coste anual de unos 500 €.
Y la cosa no pinta nada bien, ya que el nuevo sistema europeo de evaluación de consumos previsto para 2017, parece que se va a retrasar a 2022 por las presiones de los fabricantes. Eso sí, los americanos disponen de un sistema mucho más realista en el que las cifras oficiales y reales apenas difieren.